Los aperitivos de mycuriosEATy
El que se pasea por el barrio madrileño de Palacio puede deleitarse desde la misma calle con un cocido madrileño. Disfrutar de él en sus propias carnes ni la pandemia ni la reciente borrasca lo ponen nada fácil.
Subiendo o bajando por la calle de la Bola ya destaca la fachada carmesí del local, con su letrero dorado bordeando la esquina del edificio. Hemos llegado a la centenaria Taberna La Bola, con sus 150 años recién cumplidos.
Pero nada más doblar la esquina, en busca de la entrada al restaurante, nos topamos con un ventanal que nos proporciona una vista muy especial del local. Se trata de un gran marco a través del cual el artista Vicente Viudes nos lleva al comedor sin necesidad de pasar siquiera por el umbral.
La obra, encargada al pintor expresamente para el emblemático local, describe su interior a todo aquel que pasa por la calle de La Bola. En este colorido comedor se sirve sabroso cocido, hecho en pucheros de barro sobre carbón de encina. ¡Que a nadie se le escape!
Sentada en la mesa de la ventana, la apuesta pareja de este polifacético pintor, se dispone a tomar una suculenta sopa con fideos. No sé para vosotros, pero con el mercurio bajo cero, la sopa de Viudes se vuelve humeante y apetitosa. La calle de La Bola y su taberna bien merecen una visita.