Snyders y la sandía blanca
Un año más, la sandía vuelve a ser protagonista de nuestras historias veraniegas. El año pasado os relataba varias historias artísticas en las que su autor(a) interpretaba el futuro de la alimentación. Una de ellas era la performance con sandías de la italiana Romina de Novellis.
Este año cambiamos de tercio. De la mano de una pareja de científicos nos vamos al ADN y la evolución de la sandía. Pero no se trata de cualquier pareja, sino de una formada por un biólogo y un historiador de arte. Juntos han tenido la brillante idea de utilizar cuadros con representaciones de frutos y plantas como fuente para estudiar su evolución. Unen genética moderna con historia del arte en un proyecto multidisciplinar que han titulado: #ArtGenetics.
La obra que originó el debate entre estos dos amigos y supuso el principio de su investigación, fue el ´Puesto de frutas´ del pintor flamenco Frans Snyders. Lo que para uno parecía una fruta mal pintada, para el otro era una pieza bien realizada y tenía la certeza que el artista sabía lo que hacía. Tras debatir el tema, intuyeron que el fruto que no pudieron reconocer, debía de ser uno con apariencia distinta a la actual, si es que todavía existe hoy en día, claro. Resultó ser la sandía, que todavía no era colorada, sino blanca como la leche, o como mucho rosa muy pálido.
´El puesto de frutas´ y tantas otras obras de arte pueden servir como una fuente más en la investigación de la evolución de frutas, verduras, legumbres y semillas. No solamente le aportan información valiosa a su línea en el tiempo la arqueología, o arqueoetnobotánica en este caso, o las fuentes literarias, sino que también lo pueden hacer cuadros como estos. Pensad en la enorme fuente visual que supone el arte producido a lo largo de lo siglos.
No es lo mismo una sandía de Salvador Dalí … que una de Frans Snyders.
Eso sí, para poder incluir una obra en la investigación, la representación de la planta tiene que ser fiable y obviamente no sirven todas, tal y como argumentan Vergauwen y De Smet. Y en este caso concreto, no sirve cualquier sandía. Igual que en el mercado, donde tu frutero utiliza su experiencia y sus conocimientos para escoger una buena sandía, así también utiliza este dúo sus armas para valorar qué obras representan fielmente las plantas protagonistas de su investigación. No es lo mismo una sandía de Salvador Dalí, que una sandía, por muy blanca que tenga la carne, de Frans Snyders. Porque, como os podréis imaginar, la sandía con carne blanca era más fiel a la realidad en su época que la sandía roja del artista de Figueras en la suya.
Si de ahora en adelante, por casualidad (o no), os encontráis con obras en las que aparezcan frutas o verduras, que sean de colecciones poco conocidas, o que no sean accesibles digitalmente, seguramente sirvan para ampliar la gran colección artística y visual del proyecto #ArtGenetics. No dudes en hacérselas llegar a través de ese mismo hashtag, o a través de su dirección de correo electrónico. Habréis ayudado un poquito a conocer mejor la evolución de la sandía, o la chirimoya, por poner un ejemplo.
Pero ahora, para finalizar esta pequeña historia de domingo, nada mejor que un buen trozo rojo de sandía para refrescarnos.