• ´¡Pa-ta-ta!´, Un retrato de quesos holandeses en el siglo XVII

    Hace unas semanas se celebró el día internacional del queso y aproveché para deleitarme con unos quesos en pintura. Servidora, que es más holandesa que el queso de bola, tiene una gran debilidad por este producto, no solo por el de los cuadros. Un trocito de queso, un poco de pan, un vasete de vino… Ay, que se me hace la boca agua. Cualquier día es bueno para catar algún que otro queso.

    Pero volviendo a las imágenes, la verdad es que hay cantidad de representaciones de queso. Una de las más antiguas por ejemplo es en el friso de la lechería que data del tercer milenio a. C. y nos muestra el proceso de obtención de leche y de elaboración del queso como si fuese una historieta. Ya en esa época había afición por el queso, y no me extraña nada.

    Friso perteneciente al templo dedicado a Ninhursag, Escena de la lechería, 2400 A.D. Piedra caliza. Ubicación desconocida (tras saqueo en 2003 del Museo Arqueológico de Bagdad, ahora Museo Nacional de Irak)

    Si ahora nos acercamos un poquito a algunos ejemplares más conocidos, me llama la atención lo siguiente. En algunos bodegones holandeses, el queso tiene un sitio muy prominente. Suelen estar colocados uno encima del otro y generan un volumen bastante considerable en la composición. A mí, los ojos enseguida se me van detrás. Pero luego los miro bien, y tampoco es que se me haga la boca agua que digamos, la mayoría son bastante feotes.

    Algunos tienen manchas o incluso grietas enteras de moho, y no me refiero al que tienen los quesos tras el periodo de maduración, como por ejemplo los de pasta blanda, sino al moho que empieza a aparecer cuando un trozo de queso hoy en día se queda en la nevera, y nadie se acuerda de él, que se vuelve verde el pobre…

    Me imagino que todo esto se debe a que los procesos de fabricación no eran los mismos que ahora, ni la conservación lógicamente podía ser la misma. Tampoco se sabía todavía en qué consistía el proceso biológico de la fermentación y se seguían los pasos de elaboración por tradición, más que por el conocimiento profundo de cada proceso que permite controlar mejor el resultado. Pero y lo buenos que están los quesos, sobre todo los de leche cruda. Menos mal que los queremos igual, aunque sean menos agraciados.

    Floris Claesz. van Dijck, Bodegón con quesos, 1615. Óleo sobre tabla. Rijksmuseum, Amsterdam.

    En esta obra del pintor holandés Floris Claesz. van Dijk hay unos cuantos quesos apilados. Pero este tipo de ejemplares realmente ¿qué tipos de quesos eran, cuándo se comían, para qué se utilizaban? El queso más pequeño, el que está arriba del todo, tiene un tono pardo que hoy en día no nos suena mucho y que además tiene una pinta de estar tan seco, que solamente valdría para rallar. El color oscuro y verdoso se lo daban hierbas como el perejil, que se le echaba a la leche, normalmente para dar más sabor a quesos menos grasos. ¿No podemos comprar hoy en día queso con ortigas, con cebollino o incluso con pesto? Pues estos serían algo parecido, parece que se siguen llevando los quesos verdes.

    En cuanto a su uso, efectivamente parece que este podía utilizarse para rallar; si buscamos por ejemplo en el recetario de Magirus (al que ya hice referencia en mi entrada de la tarta Felipe de II), que se publicó un par de años antes, encontramos 28 referencias a ´g(h)eraspten kese´, o lo que es lo mismo: queso rallado.

    Si investigamos un poco más en el recetario, vemos que la palabra queso por sí sola, aparece nada menos que 64 veces. Y con unas cuantas variedades, además. Una gran cantidad apariciones, no muy común en otros recetarios holandeses de la época. Aquí es donde vemos la influencia de la cocina del italiano Bartolomeo Scappi, del cual Magirus tomó prestadas cantidad de recetas para su libro. Lo que hace Magirus es adaptarlas al ya famoso y abundante queso en los Países Bajos.

    Al comparar los tres quesos del cuadro con la descripción de las variedades en el recetario, cada uno de ellos coincide con una de las categorías. De abajo a arriba tendríamos ´nieuwen Hollandschen kese´ o queso holandés nuevo, ´ouden kese´ o queso viejo y por último ´drooghen kese´ o queso seco. Variedades bastante definidas y comunes, al parecer. El autor menciona a todos estos quesos como ingredientes en diversos platos, sobre todo en los rellenos de tartas: tanto de carne como de casquería, pero también de champiñones u otras verduras, incluso de fruta y frutos secos. Los menciona además en las mezclas de relleno para aves y otras carnes asadas o estofadas.

    Floris Claesz. van Dijck, Bodegón con quesos (detalle), 1615. Óleo sobre tabla. Rijksmuseum, Amsterdam.

    También se servía el queso tal cual, al final de las comidas. Según algunos tratados médicos de la época, los quesos duros eran los más indicados, ya que estos servirían para cerrar el estómago. Además de queso se debían servir frutas ácidas o amargas, frutos secos y aceitunas. La combinación de todos estos alimentos, salvo pequeña variación, la vemos en el cuadro de Van Dijck, al igual que en otros cuadros de la época como, por ejemplo, estos de Pieter Claesz o Clara Peeters. Bien podían servir todos ellos como representaciones de una sobremesa de la época, para finalizar bien la comilona.

    Pieter Claesz, Bodegón con queso y frutas, 1623. Óleo sobre tabla. Frans Hals Museum, Haarlem.
    Clara Peeters. Bodegón con quesos, almendras y panecillos, 1612-1615. Mauritshuis, La Haya.

    Pero ojo, todavía no hemos terminado con el queso, porque aquí viene la guinda. En el libro de Magirus, no solamente vemos para qué recetas se utilizaba y en qué momento se servía, sino que también hay consejos sobre los comensales a los que debía servirse, tal y como escribe a continuación:

    Want meest alle vrouwen met soeticheyt, de mans met suer, met sout, met sterck ende met bitter te onderhouden syn.
    O lo que viene siendo:
    Que se atiende a la mayoría de las mujeres con dulces, a los hombres con agrio, salado, fuerte y amargo.

    Y se queda tan pancho. Igualdad, ¿qué igualdad? Eso no se llevaba todavía. Pues te digo una cosa, Magirus, que yo me quedo con la sobremesa masculina, que lo sepas. Además, recomienda buen queso parmesano, holandés, también anchoas, salmón curado, ostras en adobo, frutos secos y vino, entre otras muchas cosas. Otro día hablaremos de estas sobremesas masculinas y femeninas, que tienen mucha chicha.

    Bueno, entonces, ¿qué os parece una buena tabla de queso, por eso de cerrar el estómago? Que no falte el queso duro, y los que más os gusten, claro.


    Fuentes consultadas:

    Bruyn, J. Dutch cheese: a problem of interpretation. Simiolus (24), 1996.

    Kwak, Z. ‘Proeft de kost en kauwtse met uw’ oogen’. Beeldtraditie, betekenis en functie van het Noord-Nederlandse keukentafereel (ca. 1590-1650). Tesis doctoral. Universiteit van Amsterdam, 2014.

    El arte de Clara Peeters [catálogo exposición]. Amberes: Koninklijk Museum voor Schone Kunsten/ Madrid: Museo Nacional del Prado, 2016.

    Smakelijk eten: eten en drinken in de Gouden Eeuw [catálogo exposición]. Hoorn: Westfries Museum, 2011.

    Para la transcripción del recetario de Magirus (en neerlandés): http://www.kookhistorie.nl/

  • UNA TARTA PARA FELIPE II

    Para la inauguración oficial de esta categoría, la de recetas mycurioseaty, necesitamos una tarta, ¿no os parece? Aunque tiene que ser una tarta con caché, una de ´alto copete´, no cualquier cosita.

    Si queréis alguna pista, ¿os acordáis de la entrada sobre las tartas decoradas con las que comencé, en la que os mostraba una imagen de un banquete en el que aparecían Felipe II, Carlos V y compañía? Pues la tarta de ese cuadro me parece que tiene bastante caché, o sea que manos a la obra. Vamos a intentar prepararla, o por lo menos algo que se le parezca. ¡Marchando una reconstrucción de la tarta real!

    Anónimo (atribuido a Alonso Sánchez Coello), Banquete alegórico del gobierno de los Habsburgo sobre Flandes, 1596. Muzeum Narodowe, Varsovia.

    Pero claro, ¿cómo conseguimos averiguar a lo que sabía esta tarta y qué ingredientes tenía? No os preocupéis, que para hacer esa reconstrucción me he puesto a buscar en obra escrita de la época, más concreto en recetarios de los Países Bajos de aquel entonces. Los cuadros que os enseñé eran de esas tierras, además, el título de la obra bien nos recuerda quién cortaba el bacalao en Flandes por aquel entonces: ´Banquete alegórico del gobierno de los Habsburgo sobre Flandes´. Es muy posible que tartas parecidas a las del cuadro se pusiesen entonces de moda, o quizás ya se estilasen. Lo que queda claro al revisar estos recetarios es que este tipo de tarta se hacía y se comía, no exclusivamente en mesas de la realeza.

    Una receta candidata la encontramos en un recetario de principios del s. XVI en Lovaina, ciudad que se encontraba en los Países Bajos Españoles. El llamado Koocboec, o ´Libro de cocina´ de Antonius Magirus,[i] tiene nada menos que 55 recetas para tartas, para todos los gustos, vaya.

    Según vamos leyendo las recetas, parece ser que se hace una clara distinción entre tartas blancas y marrones. Dependiendo de los ingredientes que tuviesen o que pudiese intercambiar el cocinero, daba como resultado una tarta más o menos oscura. Si os fijáis en el cuadro, aparecen tanto una como la otra. La blanca en primera fila y la marrón al fondo de la escena. Con más adornos y más a la vista, en este caso parece que la blanca tenía más categoría. ¿Con el color sería algo así como la categoría que tenían, y para algunos todavía sigue teniendo, el pan blanco y el pan integral? Algo para investigar más adelante.

    En cuando a la receta elegida, me vais a perdonar, pero la que he encontrado, la adaptaré a las condiciones y circunstancias actuales según vaya avanzando con ella. Lo suelo hacer a menudo, también con recetas actuales. Es algo así como hacer lo que a uno le parece. Además, tampoco es que den demasiadas explicaciones en las recetas de estas épocas. A buen entendedor….

    Título de ´Koocboec oft familieren keukenboec´ por M. Antonius Magirus. Impreso en Lovaina en 1612. Transcripción disponible en: http://www.kookhistorie.nl/

    Bueno, sin más rodeos, a lo que hemos venido. Vamos a preparar una ´tarta real de piñones, almendras y otras materias´.[i] Ya solamente el título le va muy bien a nuestro cuadro, es blanquita y además tiene ingredientes muy finolis.

    Empezaré por reducir cantidades, porque si no voy a estar comiendo tarta durante un mes. Además… si tuviese que comprar medio kilo de piñones, que es lo que lleva el relleno, sería una tarta deluxe de verdad y me quedaría sin probar otra receta hasta dentro de un mes. También he sustituido la cantidad de jengibre por una cucharadita de jengibre en polvo, 25 gramos me parecían un poco heavy para una tarta pequeña. Sí tengo pendiente probar la receta con jengibre en almíbar, estoy segura que le va fenomenal.

    Para la masa utilizaremos los ingredientes y las proporciones de una masa sablé, ya que contiene prácticamente los mismos ingredientes que los nombrados por Magirus.[i]

    Foto de rawpixel en Unsplash

    Tarta real de piñones y almendras

    Ingredientes:
    Para 2 moldes individuales ó 1 de 15 cm

    Para la masa:
    150 g de harina (de repostería)
    75 g de mantequilla
    35 g de azúcar glas
    1 yema
    12 g de agua de rosas

    Para el relleno:
    50 g de almendras peladas
    50 g de piñones
    100 g de azúcar
    75 g de queso crema
    1 yema batida
    40 g de manzana
    1 cucharadita de jengibre
    Nuez moscada
    Un chorrito de agua de rosas

    Preparación:

    La masa
    Tamizar la harina en una superficie limpia y lisa. Añadir la mantequilla en trozos y mezclar con los dedos hasta conseguir una harina arenosa. Añadir la yema, el azúcar y el agua de rosas y volver a mezclar sin amasar. Formar una bola, envolver en papel de plástico y dejar reposar unas horas en el frigorífico.
    Estirar la masa con un rodillo y cubrir el o los moldes. Mojar el borde del molde con agua para que quede bien sellada.
    Pinchar la masa con un tenedor y hornear sin el relleno en horno precalentado a 180ºC durante 10-15 minutos. Dejar enfriar.

    El relleno:
    Triturar las almendras con los piñones y la manzana. Añadirle los demás ingredientes y mezclar todo muy bien. Verter con cuidado sobre la masa y cocer al horno aproximadamente a 180ºC durante 15 minutos o hasta que se dore ligeramente. Dejar enfriar y espolvorear con azúcar glas.[i]

    La tarta real de mycurioseaty

    Y para finalizar, en honor a la tarta del banquete, he decidido laurear también mi tarta real, aunque sea más sencillita que la del cuadro. Unas hojitas por lo menos se merecía.

    He de reconocer que en cuanto al sabor, es una mezcla curiosa. Me parece que está entre una tarta de almendra y una tarta de queso al horno, con ligeros toques picantes y florales, pero merece la pena probarla, aunque solamente sea para decir que es como la que le sirvieron a Felipe II ¿Os atrevéis vosotros con esta pequeña gran tarta anciana?


    [i] Interpretación del texto original. Transcripción neerlandesa: Hilde Sels y Marleen Willebrands, http://www.kookhistorie.nl/, versión 20-05-09:

    Pelt een pont amandelen, die men eerst te weyck heeft geset, den tyt van acht uren in cout water, ende als sy gepelt syn, stamptse met een pont pinghelen, die ooc geweyckt hebben ses uren lanc in cout water, ende alsse wel cleyn gestooten syn, doetter dan by twee pont fyn suycker geraspt, oft gestooten, ende anderhalf pont roomkes, die vers is, oft in plaetse anderhalf pont platten kese van schapenmelck, hierby ses doyeren van eyeren cleyn geclopt, ende vier oncen appelen gestooten heel cleyn, ende een greyntjen muskes, ende een half once gember, een lutsken rosewater, ende vraecht gyder niet naer, oftse wit is oft niet: in plaetse van gember, doetter nagelen in, canneel, ende noten muskaten, legtse in deech, laetse backen als voor.

    (Pela la libra de almendras, previamente remojadas durante 8 horas en agua fría, y machácalas con la libra de piñones, que también se han remojado en agua fría durante 6 horas, y cuando se hayan machacado bien, añadirle dos libras de azúcar rallado o machacado, y libra y media  queso crema, que es fresco, o sustituirlo por queso batido de cabra, añadir las 6 yemas batidas y 400 g de manzanas machacadas, y un poco de nuez moscada y media libra de jengibre, un poco de agua de rosas y no preguntes si es blanca o no: en vez de jengibre, añadirle clavos, canela y nuez moscada, mételo en la masa y cocer como las demás.) N. de T.


    [i] Utilizaremos agua de rosas en vez de leche, tal como la receta de Magirus.


    [i] Traducción de: Toerte reale van pinghelen, amandelen, ende andere materien, nr. 124 del recetario.


    [i] Para quien entienda holandés o se atreva con los resultados de un traductor online, la transcripción está disponible en: http://www.kookhistorie.nl/