• Gyotaku: el alma del pez en La Pecera

    En un par de metros cuadrados se esconden una técnica ancestral de pescadores japoneses, la inmensidad del mar y un gran talento para plasmar ideas.

    Con la misma determinación de un pescadero o de un camarero, el mercader de La Pecera desdobla su delantal y se lo ata a la cintura antes de atender a sus clientes. Pero no nos fileteará ningún pescado, ni nos tirará ninguna caña, sino que nos ofrecerá las obras que veremos en su particular puesto del mercado.

    GYO/collection

    Se trata de una decena de obras que han cubierto una pared de la galería La Pecera de la Cebada durante las primeras semanas de noviembre. Bajo el título de GYO/collection, fueron creadas por la artista visual y diseñadora Noelia Báscones Reina, para esta galería de arte en el Mercado de La Cebada.

    Los protagonistas son los pescados plasmados en estas sencillas, pero potentes obras. El propio pez impreso en tinta negra sobre papel es el que ha servido como plantilla, haciendo uso de la técnica de japonesa gyotaku. Frotándolos con tinta (no tóxica) se presionan contra papel de arroz, consiguiendo así una reproducción fiel del propio animal.

    Su reproducción sobre papel era justamente el propósito de estas impresiones, utilizada por pescadores japoneses para mostrar a sus compradores en la lonja la captura del día.

    Noelia Báscones Reina, Pez grande pez pequeño

    ¿Qué mejor sitio entonces para mostrar esta técnica hoy en día que en un mercado de abastos? ¿No nos gusta a todos que nos muestren el género antes de comprarlo? Justamente en el mercado es donde mejor podemos comprobar su calidad y frescura, dejándonos aconsejar por sus vendedores.

    Además de la belleza de los pescados retratados, lo que le da todavía más valor a esta exposición, en mi opinión, es que la artista no solamente se detiene en mostrarnos la técnica, sino que va más allá entrelazando varias capas en la obra, y no me refiero solamente a las capas de los distintos materiales que utiliza.

    Noelia Báscones Reina, Lapiz – tinta

    Muy sutilmente incluye trozos de cuerda sueltos a modo de red o fija varias raspas bajo una costura, para dejar caer temas importantes como la alarmante contaminación de los mares o la enorme cantidad de desperdicio de alimentos que generamos. También dirige los pescados hacia platos hechos con blondas de papel o los acompaña de cubiertos o palillos para suscitar reflexión sobre las dinámicas de consumo de nuestra sociedad. Incluso podemos interpretar el papel ondulado como el cierre metálico de una lonja o pescadería, por la cual el animal tiene que pasar antes de ser vendido, haciendo referencia a la trayectoria entre el mar y nuestra mesa.

    Noelia Báscones Reina, Espina I, Plato I, Cuca

    Ninguno de los materiales que utiliza o las palabras que escribe Noelia en las obras han sido elegidos al azar, sino que cada uno le aporta profundidad, haciendo de estos modernos bodegones excelentes capturas del día: irradian calidad y frescura, igual que los pescados de la lonja.

    Gracias a esta exposición en La Pecera, el mercado no ofrece solamente alimentación, sino que nos hace reflexionar sobre la procedencia del alimento, sobre cómo lo comemos y sobre el desperdicio que genera el propio producto o su captura y producción.

    Nos vamos de este particular puesto del mercado con ganas de más. Durante solo unas semanas, en esta pequeña pecera hemos podido ver la inmensidad del mar.

  • Arte cisoria y el arte del cortar del cuchillo

    Conoces la sensación de disponerte a realizar una tarea y darte cuenta que no tenías ni idea del tema? O que te queda mucho por aprender, que parece que suena mejor. Te quedas escuchando a otra persona hablar de lo que sabe y tú solamente asientas y emites sonidos como: Ahá, hmmm, claro...

    Pues eso mismo me pasó recientemente cuando llevé a afilar unos cuchillos de cocina al afilador del mercado. Hay que reconocer que nos dió una buena lección, de sabiduría, claro. La mitad de los cuchillos no merecían ser afilados de lo malos que eran, los pobrecillos.

    Photo by Manki Kim on Unsplash

    Mientras escuchaba las explicaciones sobre las técnicas del afilado y el uso de los cuchillos y las tijeras, mi mirada iba recorriendo todo el puesto. Me fijaba en todos los instrumentos y en los objetos hasta que de repente mis ojos se pararon en una estrecha vitrina que atesoraba un único libro. Un libro encuadernado en piel oscura, con el título en letras doradas. Se trataba de la obra “Arte cisoria, o Arte del cortar del cuchillo”. Aunque su primera edición se realizó en el s. XVI, la obra ya fue escrita por Enrique de Villena en 1423 a petición del trinchante mayor del rey Don Juan II, Sancho de Jarava.

    Arte del cortar del cuchillo, 1763. Fondos de la Biblioteca Nacional de España.

    Se trata de un obra práctica que describe la ciencia del cortado a cuchillo, acercándola más a la medicina que a la cocina, y en ella se considera que el cortador es una pieza clave tanto en la dieta del monarca como en la presentación de la comida o la ceremonia alrededor de la mesa real. Y como no podía ser de otra manera, las imágenes, aunque pocas, también forman parte del manuscrito, mostrándonos algunos de los diferentes utensilios que debe utilizar el cortador.

    Viendo esta obra, podemos estar de acuerdo en que al trinchador se le pide que sea un muy buen conocedor de su oficio, que lo domine a la perfección, o por lo menos, que haga todo lo posible por que sea así. ¿Y no es exactamente eso lo que deberíamos pedir cuando llevamos unos cuchillos a afilar, por ejemplo? Es importante poder recurrir a gente profesional, también en el mercado. Les hace mucha falta hoy en día, y a nosotros mismos, parece que también. 

    Como en este caso, siempre que vuelvo del mercado, suelo traerme algo bueno, algo intangible, además de los alimentos que meto en el carro de la compra. ¿Y tú, qué te traes cuando vuelves del mercado?

  • LOS MURALES QUE NUNCA DECORARON EL MERCADO DE CUENCA, AHORA EXPUESTOS.

    D  urante la construcción del mercado municipal de la ciudad de Cuenca en los años sesenta del siglo pasado, se hizo un encargo muy especial. La intención era darle un toque artístico a la construcción, pero sin perder de vista el propósito del edificio. Ese encargo se realizó, pero nunca fue colocado y el mercado se quedó sin su decoración artística.

    Boquiabierta me quedé la semana pasada al visitar la exposición sobre la obra del ceramista Pedro Mercedes en el Museo Casa Zavala de Cuenca. Ya no solo porque durante la visita he conocido la obra de este artista conquense del barro, sino porque ahí he descubierto de qué se trataba el famoso encargo. Pedro Mercedes realizó una extensa serie de obras fascinantes que efectivamente están estrechamente relacionadas con el tema que también nos interesa tanto en mycurioseaty… Si, sí, la manduca. Parte de estas obras ya se mostraron al público conquense en el año 2007. Para mí en cambio, eran completamente nuevas.

    Una de las salas de esta exposición sobre la obra de Pedro Mercedes está destinada a parte de la serie de murales que realizó para decorar la fachada del entonces nuevo mercado de la ciudad. Con su técnica característica del raspado del barro, creó dibujos espectaculares de escenas cotidianas relacionadas con gran parte de la cadena alimentaria, sobre todo la del propio mercado.

    Se trata de un total de dieciséis murales temáticos, formados cada uno por varias placas más pequeñas, lo cual fue necesario debido a las restricciones de medidas del horno para cocer el barro. Parte de estos murales se pueden admirar en la exposición hasta el próximo 16 de diciembre. En cuanto entras a la sala, no sabes dónde mirar. Cada mural es un mundo, en cada uno hay una gran actividad y todos te atrapan para contemplar cada una de sus figuras y de sus objetos.

    Sin bocetos ni esquemas preliminares, Pedro Mercedes plasmó sus ideas directamente sobre el barro mediante su técnica de raspado, con estos preciosos murales bicolor como resultado. Espero que los disfrutéis, pero, sobre todo, a los que podáis, os animo a que vayáis a verlos en persona. ¡No tienen desperdicio!

    Pedro Mercedes, Recogiendo con amor, placas de barro raspado. Exposición temporal Casa Zavala, Cuenca.

    Pedro Mercedes, Hortelano camino del mercado, placas de barro raspado. Exposición temporal Casa Zavala, Cuenca.

    Pedro Mercedes, La carnicería, placas de barro raspado. Exposición temporal Casa Zavala, Cuenca.

    Pedro Mercedes, La panadería, placas de barro raspado. Exposición temporal Casa Zavala, Cuenca.

    Pedro Mercedes, La pescadería, placas de barro raspado. Exposición temporal Casa Zavala, Cuenca.

    En la fachada del mercado se reservó un friso en el cual iban a ser colocados estos murales, friso que está ubicado en la esquina de la Plaza de los Carros con la calle Gregorio Catalán Valero. Para los que no conozcan el edificio, es un friso a pie de calle en una zona de paso de peatones y ahora también zona de aparcamiento. No es difícil imaginarse que es una ubicación perfecta para el rápido deterioro y es muy golosa para el vandalismo. La consecuente decisión de conservar las obras, evitar el deterioro y más que probable destrozo, hizo que actualmente todavía podamos admirarlas. No obstante, es una pena no haberlas podido ver en el sitio original para el cual el artista Pedro Mercedes realizó una de las obras más grandes de su carrera.